Una pregunta elemental se presenta al momento de decidir dónde plantar nuestro capital para que se arraigue, crezca, dé sombra y jugosos frutos: ¿cómo elegir, de entre decenas de opciones, la inversión inmobiliaria más adecuada? A continuación, exponemos algunas pautas que pueden ser de utilidad para no errar el camino y llegar a un buen destino financiero, con un patrimonio más robusto y consolidado.
Para empezar, es necesario identificar los distintos tipos de desarrollo: habitacional, vacacional, comercial e industrial, por mencionar los más comunes. De estos se derivan algunos subtipos: desarrollos verticales u horizontales, de corta o larga estancia, mixtos, etcétera. No existe per se un tipo más atractivo que otro, pues la decisión de invertir en tal o cual desarrollo se fundará no en el tipo, sino en características financieras que garantizarán mayores rendimientos en el menor tiempo posible porque, como lo explicamos en la entrada previa de este blog, tiempo es dinero.
Es común que los inversores le apuesten a la vivienda tradicional, sea construcción o remodelación, un proceso relativamente sencillo con riesgos mínimos pero con ganancias del mismo tamaño: pequeñas, limitadas. Sin embargo, una situación segura como esta de ninguna manera nos exenta como inversores o desarrolladores de encarar inesperadas y potencialmente serias dificultades: suele ocurrir que los emprendedores con cierto tramo recorrido nos topamos con casas sin cimentación o plagadas de materiales antiguos, en desuso e incluso tóxicos, como el asbesto. Aun así, es esta la modalidad de inversión más común y menos riesgosa, pero si deseas un retorno de inversión considerable, te sugerimos pensar en otro tipo de desarrollo.
Existe una alternativa que se encuentra un nivel más arriba que la inversión en vivienda: la venta de lotes. Se trata de comprar un terreno en breña, fraccionarlo, dotarlo de infraestructura básica y urbanizarlo. Hay que tener un buen toque para determinar que las medidas de cada terreno, la ubicación del fraccionamiento y el costo de las unidades sean los idóneos. El factor tiempo es el que juega más en contra en este caso, porque generalmente estas propiedades se venden más lentamente que, por ejemplo, los desarrollos habitacionales con casas terminadas.
Al subir un escalón nos encontramos con otra opción, bastante seductora, para apostar el capital: la edificación de locales comerciales. Cuando se trata de invertir en un local ya terminado en una plaza comercial, el rendimiento actualmente ronda el 9% anual sobre el costo inicial. Una de las grandes bondades al rentarlo es que sale más fácil manejar la renta de un espacio de este tipo que lidiar con inquilinos en una vivienda tradicional.
Una opción más para colocar en el portafolio del inversionista es la renta de estancias largas. Para determinar la viabilidad de una oportunidad como esta —un clásico en el ámbito de los bienes raíces—, vale la pena tener siempre a la mano esta regla: aproximadamente, por cada millón del precio de la vivienda es posible obtener 5 mil pesos por concepto de renta mensual; de modo que si se renta una casa que vale, por ejemplo, 5 millones, el propietario aspira a un ingreso mensual de 25 mil pesos. Entonces, el rendimiento anual se ubica en torno al 5% o 6%.
Ahora bien, las rentas de estancias cortas tienen su propio encanto y beneficios muy particulares, pues rondan ganancias equivalentes al 12% e incluso el 14% anual. Este es el modelo de inversión que, con base en nuestra experiencia, podemos afirmar que es uno de las más rentables en este momento en todo el mercado inmobiliario. Ninguna de las opciones ya mencionadas en este artículo se le acerca siquiera al margen de ganancia, que puede alcanzar en el caso de destinos turísticos concurridos un 21% de utilidad anual. Es el caso de, por ejemplo, Sayulita, Tulum o Puerto Escondido y, en menor medida, urbes de alto flujo de visitantes como la Ciudad de México y, en ciertas zonas, la zona metropolitana de Guadalajara. El costo de oportunidad en estos casos es más que seductor, a tal grado de que suele ser rentable la inversión si garantizamos que la unidad de ocupe cinco o siete noches por mes; el resto de los días, por supuesto, ¡el espacio es todo tuyo! Tú y tus seres queridos podrían vacacionar un mes sí y el otro también, y sin sacrificar la ganancia periódica de tu inversión.
Otra opción es el crowfunding, que es el fondeo colectivo a través de plataformas digitales. Esta modalidad es una alternativa democratizadora de inversión que, en resumen, consiste en esto: con el dinero acumulado con esa recolección de capital la empresa convocante adquiere un bien y distribuye entre los participantes los beneficios de la renta, reparto que se conoce como pool de rentas.
¿Cuál de todas estas opciones te conviene a ti? Acércate a nosotros, en We City nos especializamos en multiplicar tu inversión después de elegir la modalidad que más nos convenga a todos.
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