La variedad no sólo es saludable en la dieta, en la vida diaria y en las relaciones románticas: también constituye un rasgo deseable en el perfil de cualquier inversionista que desee multiplicar su patrimonio, encontrar las mejores oportunidades del mercado y disminuir los riesgos hasta donde sea posible. De la misma manera, esta diversificación exige que estemos abiertos a más posibilidades y que, por ende, empecemos a desarrollar habilidades financieras para aprovecharlas sabiamente, sin limitarnos a un solo modelo de negocio.
¿Qué es un portafolio de inversión?
Dotar de esa variedad a nuestras apuestas financieras implica armar lo que se llama un portafolio de inversiones, es decir, el conjunto de activos financieros que se poseen: inmuebles, acciones, bonos, entre otros, que pueden ser de renta variable, fija o mixta. Su objetivo es maximizar las posibilidades de incrementar el capital y evitar, hasta donde sea posible, los riesgos que esa tarea implica. Para armar un portafolio sólido es necesario conciliar tres variables:
1. El tipo de activo, ya que el portafolio puede integrarse por acciones, bonos, fondos de inversión o inmuebles para alquiler (de corta o larga estancia) o reventa.
2. El perfil de riesgo. Hace falta que, de acuerdo con tu ambición, aspiraciones específicas, capital disponible y aun rasgos de personalidad, te definas como un inversionista conservador, moderado o arriesgado. Existen activos idóneos para cada tipo.
3. La edad del inversionista. No puedes construir un portafolio de inversión sin mirar tu acta de nacimiento: las prioridades en cada segmento etáreo son distintas, y en consecuencia distintos deben ser los productos financieros que procures, las condiciones que aceptes y los riesgos que asumas.
Una vez que identifiques con claridad todo lo anterior, habrás recorrido buena parte del camino; el resto de la ruta hacia la diversificación del portafolio o cartera de clientes consta de cinco estaciones:
1. Selección de los activos. Elige aquellos productos financieros en los que desees invertir, sea para asegurar el aumento constante de las ganancias (portafolio de crecimiento), garantizar una entrada regular de dinero (portafolio de ingresos) o aprovechar la venta de activos por debajo de su precio real (portafolio de valor).
2. Elección del sector económico. Decide en qué área del mercado deseas invertir: tecnología, acciones de empresas en crecimiento o bienes raíces, entre otros.
3. Medición de la rentabilidad de los activos. Analiza cuánto dinero ganarás y en qué plazo, y diseña una estrategia simple para monitorear su comportamiento.
4. Medición de la rentabilidad del portafolio. Analiza el rendimiento promedio de tu portafolio, ya que podrías estar ganando en varias inversiones, pero teniendo pérdidas significativas en otras.
5. Optimización del portafolio. Busca mejores opciones para que tu portafolio siga siendo rentable, lo que podría significar retirar tu capital de algunos productos financieros para comenzar a participar en otros más atractivos y prometedores.
Diversifica tu portafolio al invertir en bienes raíces
El sector del desarrollo inmobiliario es lo suficientemente versátil como para encontrar en él la diversificación que necesitas para construir un portafolio variopinto, sólido y rentable. Puedes optar, dependiendo de los factores ya mencionados, por varias de estas opciones:
- Compra de inmuebles vacacionales.
- Compra de inmuebles habitacionales.
- Adquisición de unidades en preventa.
- Adquisición de terrenos en zona de crecimiento.
- Aportación de terreno para desarrollo inmobiliario.
- Participación en fondos de inversión inmobiliarios.
- Participación en pool de rentas.
- Inversión en copropiedad.
En We City dominamos el arte de la diversificación del portafolio en bienes raíces, conocemos al derecho y al revés cada una de las opciones que ofrece el sector inmobiliario. Acércate a nosotros, sabremos ayudarte a que tu capital crezca aquí, allá y acuyá.
¿Cómo elegir, entre varias opciones, la mejor inversión inmobiliaria?